Martí Perarnau: “¿Pasión por el fútbol? Poca ya”

Jugar contra Maradona es como jugar contra el tiempo porque sabes que, tarde o temprano, marcará o hará marcar
Arrigo Sacchi
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–¿Y qué hace usted hoy? –le pregunto a Martí Perarnau (70).
Y el hombre sonríe.
Martí Perarnau ha sido un tipo importante en todas las facetas que ha explorado. Ha sido periodista deportivo y jefe de prensa en los Juegos de Barcelona’92, y ha escrito un abanico de libros. Fue olímpico en salto de altura en Moscú’80. Se elevaba hasta 2,21m en rodillo ventral (el mundo saltaba en rodillo ventral hasta que apareció Dick Fosbury y lo rompió todo).
(“Entre 1973 y 1980, tuve el récord de España en altura; me lo quitó Roberto Cabrejas, que en paz descanse, pero él ya saltaba en Fosbury. Curiosamente, conservo el récord de España en rodillo ventral”, me dice).
Vuelvo a la pregunta inicial.
Me contesta:
–Hoy mismo planto tomates y cuido las flores del jardín. Y escribo libros. Y entreno a mi mujer.
(Su mujer es Loles Vives: ella es leyenda del atletismo, una velocista sensacional, la mejor del mundo de su edad, casi siempre ha sido la mejor del mundo de su edad; hoy tiene 68 años).
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Los libros de Martí Perarnau hablan de fútbol. No puede evitarlo. El fútbol le tira mucho. Dedicó tres de ellos a Pep Guardiola, no así el último, El fútbol y su filosofía (Roca Editorial), que es el retrato de treinta personalidades del fútbol a través de sus pensamientos.
Algunas de ellas merecen un buen punto y aparte.
Xabier Azkargorta, enorme teórico del fútbol, decía: “Se juega como se vive”. Y sabía de qué hablaba, pues ha sido técnico en España, Bolivia, Chile, Japón, China y México. Y Johan Cruyff dijo: “Un palomo no hace verano”, aunque Perarnau no recoge esta frase del flaco , sino esta otra, mucho más afortunada: “Jugar al fútbol es muy fácil, pero jugar fácil al fútbol es lo más difícil que hay”.
La mayoría de equipos y partidos son prescindibles: el fútbol, como la sociedad, es presa de la homogeneización” Martí PerarnauEscritor
–Si tengo que escoger una frase, me quedo con la de Sacchi –me dice Perarnau.
(Lector: es la misma que presenta este Vuelta y Vuelta).
Lee también–¿Y por qué le gusta tanto?
–Es redonda. Incorpora el tiempo, elogia el juego de Maradona mejor que nadie. Dice que Maradona está por encima del tiempo y te acabará venciendo cuando él decida hacerlo.
Y sigue:
–También me gustan Guardiola y Klopp. Y Ancelotti y Emery han publicado libros. Aunque para hacer eso, debes pararte a pensar. Y luego hay técnicos que son muy buenos pero no tienen tiempo para detenerse. Por ejemplo, Luis Enrique, Simeone o Hansi Flick.
(De estos tres, ninguno está en el libro).
–Tampoco hay mujeres –le observo.
–Soy consciente. Ahora mismo siguen siendo pocas. Y durante muchos años, se han quedado atrás estructuralmente. Eso sí, están recuperando terreno muy deprisa.
–Y a estas alturas de la historia, ¿cree que el fútbol puede crecer aún más?
–Por supuesto. El futbol sigue viajando hacia un caos organizado, que es donde ha viajado siempre. Nació siendo un deporte caótico, pero se fue organizando y estructurando. Desde hace años, estas estructuras son flexibles y ligeras y van hacia un caos dentro del cual los equipos se organizan: son flexibles y fluidos y cambiantes dentro de un mismo partido.
Le digo que no me gusta el fútbol actual. Considero que falla en casi todas sus escalas, desde los padres de los escolares hasta los árbitros, los burócratas, los futbolistas profesionales y los aficionados. Le digo:
–¿A usted no le chirría?
–Conservo restos de la pasión, no la pasión completa. No me gustan sus desmanes. Pienso que la mayoría de equipos y partidos son prescindibles: el fútbol está afectado por todo lo que afecta a la sociedad, como la homogeneización.
–¿...?
–Si las ciudades son iguales, los equipos, también. Me quedo con unos pocos, los únicos que miro. Y lo peor: se ha entrado en una espiral por convertirlo en una dosis diaria a inyectar el aficionado. Hay un partido diario. Y si no lo hay, los dirigentes cierran el agujero en el calendario creando el Mundial de Clubs o la Nations League, que son lo mismo que ya hay. El fútbol está tan enfermo como la sociedad, pero no es el único. El mundo empresarial y el institucional también son víctimas del escaqueo, la corrupción y la incompetencia.
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